A usted señora

A usted señora, quien me acunó en su vientre durante nueve meses

A usted señora,  que fue la primer persona que me recibió en sus brazos

A usted señora, que me llevó de la mano cuando yo quería correr libre

A usted señora, que alguna vez lloró  junto a mi cama al verme enfermo

A usted señora, que me levantó del suelo ebrio por un despecho

A usted señora, que me hace mil preguntas cuando estoy por salir

A usted señora, que queriendo esperarme despierta,

se levanta alterada al oírme entrar en casa a la madrugada

A usted señora, que cuando paso mucho tiempo sumido en mis ocupaciones,

me revienta el teléfono preocupada solo para saber de mí.

A usted señora, que a veces me protege de peligros inexistentes

A usted señora, que se va enfadada cuando con una seña le digo estar ocupado

A usted señora, que a veces no entiende mis locuras

A usted señora, que se enorgullece de mis triunfos por insignificantes que sean

A usted señora, que sin conocer mis tristezas, ni mis problemas

es capaz de saber que me siento mal solo con mirarme a los ojos

A usted señora, a la que sin intención he hecho sufrir tantas veces

A usted señora, que por molesta que esté nunca me ha dejado solo

A usted señora, que aunque parece incansable, cae rendida en el sofá al caer la noche

A usted señora, que me despide en las mañanas parada en la puerta, hasta que cruzo la esquina

A usted señora, que siempre me recibe con los brazos abiertos

A usted señora de cabello marchito y caminar lento

A usted señora; aunque tal vez yo no la merezca y se lo demuestre poco

A usted señora, quiero decirle que ¡la amo!

Febrero, 2015