miércoles, 12 de agosto de 2015

El frío de la habitación.

El frío de la habitación.

Me levanté de la cama con un fuerte sentimiento de repugnancia hacia mí huésped por el tono irónico y atrevido como me había llamado “amigo”. “No soy tu amigo” –Le repliqué de mala gana– Luego me dirigí al escritorio mientras sentía su mirada fija sobre mí. Saqué mi libreta de apuntes y una pluma muy fina que me había regalado Raúl la tarde del sábado anterior al recibirme en el aeropuerto, la cual no había estrenado aún. Recordé que mí vieja grabadora de periodista no tenía baterías por lo que no me molesté en buscarla. Me dirigí de nuevo a la cama desentendido por completo de mí acompañante, busqué de forma automática la cajetilla de cigarrillos, pero recordé que ya había acabado los últimos. No tenía miedo pero estaba claramente impaciente, oí el rastrillar de un fósforo y cuando giré para ver, el Diablo me ofrecía con la mano derecha un cigarrillo encendido, un cigarrillo de filtro verde, de una marca desconocida mientras me decía:

– Hacer eso, daña tus pulmones, tus dientes, te jode la boca, el sistema nervioso y el sistema digestivo, es un asco ¿Acaso sabes cómo los hacen?
– ¿Y desde cuando te preocupas por lo que pueda sucedernos a los seres humanos?
– No me preocupa, pero eso es algo que todos deberían saber. Además; tu tos no deja de ser molesta.
– Mmm, está bien voy a seguir tu consejo. Aparte; no pienso fumar un cigarrillo que me ofrezca el demonio mismo, aunque da igual porque todos los vicios deben venir de ti. ¿No es así? –Le dije apagando el cigarrillo y arrojándolo a la papelera junto al escritorio–
– Error, si es que a eso te refieres, el licor lo producen las licoreras, el tabaco las tabacaleras, las drogas las producen los narcotraficantes, los juegos de azar los proveen los casinos y las loterías, –Decía el Diablo moviendo la cabeza de un lado a otro evidentemente divertido– Todas esas son creaciones humanas y yo no tengo acciones ni dinero invertido en ninguna de ellas. Por otro lado; ustedes los seres humanos los consumen por su propia voluntad, no porque yo este parado en su hombro susurrándoles todo el tiempo.
– Está bien –Le dije sentándome de nuevo en la cama– Empecemos.
– Empecemos –Añadió el demonio retomando su puesto en la silla–
– Primero que todo ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué quieres ser entrevistado? –Le pregunté, fingiendo no prestar mayor atención–
– ¿Y por qué no? ¿Acaso no te parece divertido?
– Me da igual, de hecho no me interesa lo que tengas que decir. Pero ya estamos aquí, así que continuemos. Hace rato dijiste que los seres humanos no sabíamos lo que es el alma. Según tú, ¿Qué es?
– Aquello que ustedes llaman alma, no es más que un pequeño fragmento de la esencia que compone el mundo, la esencia de Él, de lo que todos estamos hechos y a donde todos deberíamos volver, eso deberían habértelo enseñado en el seminario. Ustedes los humanos, los ángeles que lo sirven fielmente a Él y por supuesto, yo.
– Ya veo, ángeles, humanos y demonios… Si tú dices que ángeles y humanos poseemos la misma naturaleza ¿Cuál es la diferencia entonces? ¿Qué te hace distinto de mí?
– Sencillo amigo sacerdote. El albedrío.
– No entiendo. ¿Podrías ser más explícito?
– Claro que entiendes. Nosotros los ángeles podemos hacer cosas que ustedes solo pueden imaginar y escribir en sus libros de fantasía. Pero, ustedes han sido dotados con una capacidad que los ángeles jamás llegaremos a tener, ni siquiera a entender. Esa capacidad es la de tomar decisiones, el don de arrepentirse y corregir sus errores e incluso el de salvar a otros, la verdad que no entiendo porque tanto poder en seres tan inferiores; pero en fin, así fuimos creados.
– Pero tu estas aquí, a pesar de que me has dicho que los ángeles no deben acercarse a los seres humanos.
– Si, y también te he dicho que por eso soy el Diablo.
– Entonces a diferencia de los demás ángeles ¿Tu si puedes tomar decisiones?
– No, alguna vez lo intenté. Pero, eso fue lo que me separó de Él. Yo voy por el mundo haciendo lo que mis impulsos antinaturales me ordenan que haga, pero no tengo la capacidad para decidir entre el bien y el mal, la verdad tampoco me importa.
– Entonces ¿Te consideras una víctima? –Le pregunté haciendo énfasis en mi sarcasmo–
– Claro que no –Una nueva risotada del Diablo–. Mi condición es producto de cosas mucho más siniestras que no lograrías entender, por el momento digamos que es culpa de mi propia ambición.
– ¿Acaso te crees igual o superior a Dios?
– Tú eres un sacerdote y sabes que no hay nada igual o superior a Él. Es absurda tu pregunta.
– ¿Lo odias?
– ¿Por qué habría de odiarlo? ¿Acaso me hizo algo malo?
– Él te expulso de su lado ¿No?
– A mí el único que me ha expulsado de alguna parte has sido tú, anoche por si no lo recuerdas. Yo no puedo volver a su presencia porque simplemente ese es el orden natural de las cosas.
– Pero El señor puede cambiar esa situación ¿No?
– Puede hacer lo que sea, es omnipotente y omnipresente, pero ya te dije que los ángeles no tenemos el don del arrepentimiento.
– Entonces; ¿Es cierto según tú? El arrepentimiento puede salvar el alma de los hombres.
– Claro que sí. Pero muy pocos lo han conseguido en toda la historia. Además, no es tanto como salvar o condenar tu alma a permanecer en un determinado lugar que puede ser un paraíso romanticón lleno de florecillas y mariposas o un infierno que arde en brasas y donde los demonios estarán danzando y torturándote todo el tiempo por el resto de la eternidad. El paraíso que ustedes buscan es simplemente volver su presencia y el infierno es no poder regresar jamás, que si supieras de qué te hablo entenderías que un segundo en cualquiera de las dos situaciones es una eternidad. Además tampoco hay un juicio como tal, No hay un juez que este separando los chicos buenos de los malos, como ustedes se empeñan en creer. Es la naturaleza de tus actos la que te obliga a estar o no en su presencia.
– Está bien –Exclamé un poco sorprendido por su respuesta y continué– ¿Cómo se siente el paraíso y como se siente el infierno?
– Es imposible de entender si no has estado nunca en ninguna de esas situaciones ya que son únicas e incomparables. Es como si yo te preguntase ¿Que se siente estar vivo? No sabrías como explicármelo o yo no podría entenderlo. Pero, si quieres una descripción del infierno solo imagina estar encerrado en tu cuerpo el resto de la eternidad, solo sin poder mover tus brazos o tus piernas, sin sentirlos, en un profundo silencio, sin sentir frío ni calor, sin poder ver nada en la oscuridad, sin sentir que entra o sale aire de tus pulmones como si cada orificio de tu cuerpo hubiera sido cerrado, sintiendo un hambre abrumadora que no puedes saciar, sintiendo sed sin poder clamarla y sueño sin poder dormir, con un sabor amargo en la boca pero sin poder decir nada porque tus labios, tu mandíbula y tu lengua no te responden, con miedo, mucho miedo y una profunda e inconsolable tristeza.
Hasta ese momento no había escrito una sola palabra y era consciente de que el demonio ya lo había notado; mientras sus ojos brillaban más que nunca y el desagradable olor se hacía más intenso que antes.
– ¿Y el cielo? ¿Lo recuerdas? –Pregunté de golpe para evadir la imagen que me describía–
– Es imposible olvidarlo… –Suspiró el demonio– Y es aún más difícil de describir. La sensación más parecida al paraíso que ustedes podrían entender es el éxtasis del sexo al lado de la persona que aman, sin principio ni fin. Pero un sexo puro, inocente y sin morbo, aunque aún esta sensación debe ser inigualable a la compañía de Él.
– Esta bien, pero no puedo entender tu descripción. Recuerda que yo soy un sacerdote de la iglesia católica y nosotros  somos célibes. –Le dije sin poder evitar sonrojarme–
– ¿Si?, y recuerda que yo soy el Diablo… No seas ridículo Sebastián –Dijo con una sonrisa en sus labios, mirándome con complicidad–
– Ah, –Es cierto, Dudé por un momento mientras los recuerdos de un amor juvenil invadían mi mente, luego retomé– ¿Hay una verdadera religión? ¿Una verdadera fe?, A veces dudo de eso ¿Sabe?, a pesar de ser un sacerdote a veces me invade el temor de cometer el error de no seguir el camino correcto.
– Tú mismo dijiste que yo no lograría convencerte de nada pero igualmente voy a responder tu pregunta. Si y no, todas y ninguna, Él es sólo uno. Como te dije es omnipotente y omnipresente, señor, creador, padre y dueño del universo y bla, bla bla. No importa la religión es el mismo en todas partes, aquí o en cualquier lugar del mundo. ¿En verdad crees que es importante si lo llamas Yavé, Alá, Señor, Jehová, Buda, Krisna, Jesús o como lo queráis llamar? ¿En verdad crees que es relevante si lo quieres dibujar rubio, con el cabello largo y los ojos azules o con la cara tapada, o azul y con el cabello negro y rizado, o gordo y orejón sentado sobre un cojín? Imagina una tribu nativa de algún lugar remoto del mundo, separada por completo de lo que ustedes llaman “civilización”, ¡vaya la civilización que tienen!. Una tribu que desconociera totalmente las reglas de cualquier religión que tú puedas recordar en este momento; que sin embargo, vivieran de una forma digna a sus ojos. ¿Acaso crees que deberían ser condenados al exilio celestial solo por no repetir cada día las retahílas y los rituales que muchas personas repiten casi que de memoria?

Otra vez vacilé sobre lo que acababa de escuchar pero proseguí:

– Mencionaste a Jesús y otros pero, ¿En verdad existieron? ¿Alguno fue el enviado de Dios?¿Cuantos de ellos decían la verdad?
– Si existieron o no, eso puedes preguntárselo a antropólogos y arqueólogos de tu tiempo –Dijo el Diablo con malicia– pero piensa en esto por un momento: Pongamos el ejemplo de Jesús ya que eres católico. Según lo que dicen montón de escritos de muchas religiones que ustedes llaman “sagrados” Jesús fue un hombre excepcional que le enseñó cosas maravillosas a los que estaban a su alrededor –El Diablo vaciló por un momento– No, no es cierto; Jesús no les enseñó nada maravilloso, solo les enseñó la forma correcta hacer las cosas. Creo que eso solo un verdadero enviado de Él habría podido enseñárselos. ¿Y si era un ser humano como todos?, tal vez hijo de padres humildes con hermanos y primos como todos los demás seres humanos; ¿No crees que eso solo le da mucho más mérito a lo que dicen que hizo?. En cuanto a sí era el hijo de Dios o no, ¿Acaso todas las religiones del mundo no profesan que todos ustedes son hijos de Dios?, entonces ¿En qué mintió Jesús?. Y así con todos los demás, te puedo decir que hombres excepcionales han pisado esta tierra como también muchos estafadores.
– Me voy a desviar del tema un momento –Le dije– ¿Por qué cuando te presentas ante mí siento frío, olor a claveles y a sangre? Y tengo otra duda que no deja de martillarme en la cabeza así que quiero que me la respondas de una vez ¿Me puedes decir el porqué del maldito espejo?
– Ya te dije que es divertido jugar con los seres humanos, y más aún causar miedo. Sientes olor a claveles porque eso te recuerda el olor a cementerio, olor a sangre porque te recuerda lo que viste tu viaje y frío porque eso es lo que siempre has sentido cuando tienes miedo. No me hubieras creído que soy el demonio si me hubiera presentado como un hombre gordo, y afeminado que guía un pequeño perrito blanco de moñitos rosas ¿O sí? En cuanto al espejo, eso es solo lo que ustedes llaman “efectos especiales” –Dijo el diablo picando un ojo mientras sonreía y levantaba las manos– para darme un poco más de misterio y como no pienso pasarme el día metido bajo tu cama, ni creí que me respetases mucho si surgiera de repente de la taza de tu inodoro, pues entonces utilicé el espejo. No creo tampoco que me abrieras la puerta si llego tocando y diciendo: ¡Buena noche Sebastián, soy el Diablo que vengo a visitarlo!. Por otro lado debes admitir que ustedes los seres humanos tienen su misterio con respecto a los espejos aunque no sé bien de qué va. –Dijo el Diablo, levantando la ceja derecha–
Ustedes los seres humanos me parecen muy curiosos ¿Sabes? –Continuó el Diablo– Teniendo siempre cosas muy importantes en que ocupar su tiempo y su mente, los malgastan tratando de descifrar detalles sin importancia.
– Es cierto, pero aún tengo la duda de que solo seas el producto de mi imaginación.
– En eso tienes razón. Pero no hay nada que puedas hacer para cambiarlo.

Después de una leve pausa tratando d organizar las ideas en mi mente, retomé así:

– Volviendo al tema, ¿Qué hay de las “sagradas” escrituras? La mayoría de los cultos y religiones tienen un texto donde se fundamentan sus propias creencias, se detallan múltiples cosas, se cuentan historias, la forma correcta de llevar a cabo rituales y ceremonias, en fin… pero ¿sirven para algo o no?
– Esos son solo textos que muestran metafóricamente muchos hechos ocurridos, no son literales. Algunos han sido manipulados y creados por ustedes los seres humanos para su propio beneficio, otros han sido borrados y destruidos por la misma causa, algunos más han desaparecido por distintas situaciones, aclaro que yo no tengo nada que ver con eso ¿eh?, otros sin embargo han sido mal interpretados por viejos barbados y decrépitos que creen que tienen las respuestas para todo, el poder de decidir, la sabiduría para descifrar lo indescifrable y la autoridad para hacer que las cosas más sencillas parezcan imposibles de entender para el resto del mundo. También se ha perdido mucho de su significado cuando estos se han intentado traducir de su idioma original. Las pocas cosas que deberían ser entendidas de forma literal en muchos de ellos han sido confundidas con mensajes y visiones metafóricas de la vida mientras que aquellos mensajes con significados simbólicos han sido mal aplicados al pie de la letra como si se tratase de instrucciones de cocina.
– Y entonces ¿Cuál es tu versión de todo? ¿Cómo empezó el mundo por ejemplo?
– La misma que te han enseñado a ti.
– ¿La científica o la religiosa?
– La una no contradice a las otras, las versiones religiosas son muchas, ya te dije que los escritos “sagrados” –Dijo el Diablo haciendo énfasis en las comillas con los dedos– son solo descripciones metafóricas acerca de los hechos ocurridos, escritas por seres humanos y que ustedes mismos los humanos no han sido capaces de interpretar.
– ¿Pero cuál es la verdad?
– ¿La verdad o la realidad?
– ¿Y cuál es la diferencia?
– La realidad es un hecho sucedido, la verdad es solo lo que el resto de la humanidad cree y acepta como tal.
– ¿O sea que la verdad no necesariamente es cierta?
– Tú lo has dicho.
– Pero no me has respondido ¿Cómo empezó todo?
– Ya te dije, piensa en lo siguiente: Muchas religiones del mundo relatan como Él tomó barro y lo amasó para crear al hombre, la mujer y los animales, tú mejor que yo debes conocer esa historia perfectamente, a mí la verdad me aburre; mientras que la ciencia habla de un montón de fango del que nacieron las primeras células a los que llamaron ¿coacervados?, un asco la verdad si me preguntas. Por su parte los hindúes dicen que el universo está compuesto por un montón de círculos y que hay un gran río de leche que corre sobre una serpiente… metáforas, metáforas y más metáforas, pero ¡vaya que coincidencia!; los occidentales llamaron a su sistema solar vía láctea, mientras que los indígenas amazónicos a miles de kilómetros de distancia de la civilización hindú, describen el universo como una serie de discos superpuestos unos sobre otros en forma de cono, bajo el que vive una enorme boa de fuego llamada Añafeeka, ¿Curioso no?.

Ya te lo dije, lo que ustedes llaman escritos sagrados son solo interpretaciones metafóricas de los hechos sucedidos, no es culpa mía que ustedes no sean capaces de entender e interpretar sus propios acertijos.


4 comentarios:

  1. Oh...ooohhh... Estoy empezando a preocuparme. Lo que dice el diablo ¡coincide con cosas que yo pienso! Qué mal... El mal me influye... XD

    Muy interesantes reflexiones. Y muchas de ellas con mucho sentido. Me gusta.

    Bueno, otro día más ^^ ¡Un fuerte abrazo! Y sigue escribiendo así, que da gusto leerte :D

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    1. Uuuyyy Carmen ¿no será que estás cayendo en el lado oscuro? mal, mal, un abrazo Carmen!!

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    2. Jajaja Pues ya puede ser... El lado oscuro es demasiado fuerte... muajajaja!! ^^

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    3. Es que ser malo siempre es más divertido XD

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