Cuentan que hay un descenso hacia el mar donde se sentaba a llorar una antigua divinidad a la que se le conoce simplemente como la giganta. El descenso cuesta gran trabajo y al acercarse lentamente, se puede ver a la diosa llorando, si se le pregunta por qué llora, esta suele responder que por todo y si se sigue indagando continuará así:
- Lloro por mis padres, por mis hijos, por mi esposo y por el mundo. Hace tanto tiempo que lloro que he perdido noción del tiempo, el mundo e incluso su total recuerdo. Lloro, por todo lo que ha pasado y por no haber hecho nada jamás para arreglarlo; solo tengo recuerdos de haber estado aquí, desde siempre, quejándome y lamentándome por mi infortunio. No recuerdo quien soy, no recuerdo mi nombre, yo solo soy una hija solitaria, madre desconsolada y amante marchitada por el tiempo, que llora por el pasado y se lamenta por el futuro que le espera.
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