Mayo de 2015, mi amigo Álvaro Erazo nos invita a un par de amigos y a mí (Paulo y Estefanía) a quedarnos en su casa una noche, para al día siguiente ir a trabajar en el campo y así relajarnos un fin de semana. La idea era remover un poco de tierra y hacer un humedal donde se pudieran asentar las aves para descansar, hacer sus nidadas, alimentarse y demás.
Fue un bonito día de trabajo, del que lastimosamente un par de meses después no habíamos visto resultados positivos. En su momento teorizamos mucho acerca del motivo por el que las aves no bajaban al humedal y creo que por años el tema quedó en el olvido; pero ayer, después de una jornada agotadora y haber caído dormido apenas tocar la cama, incluso con mi ropa de calle puesta, un par de mensajes me alegraron la noche. Las aves, están empezando a bajar.
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Atardecer mayo 2015, foto Álvaro Erazo. |
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Atardecer mayo de 2018, foto Álvaro Erazo. |
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El humedal visto desde lejos. foto Ávaro Erazo. |
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Coclíes (Theristicus caudatus), foto Álvaro Erazo |
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Iguaza común (Dendrocygna autumnalis), foto Álvaro Erazo |
Más allá de compartir las fotos, esta vez quiero que este post se convierta en una invitación para hacer algo por nuestro ambiente. Una jornada de recolección de residuos en una quebrada cercana con los amigos del barrio, sembrar alimentos como frutales y hortalizas (aunque sean otras personas quienes las consuman) son cosas sencillas que de alguna forma pueden hacer nuestra vida o la de otras personas un poco mejor.
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