sábado, 21 de marzo de 2015

Necesidades básicas



Alonzo había llegado hacía pocos días por asuntos de negocios, aunque ya conocía bien la ciudad. Esa noche recorría a pie la avenida 6, buscando saciar sus necesidades básicas. La calurosa noche caleña, la gente que iba y venía de aquí para allá, el ruido de cada bar, discoteca y establecimiento lo sofocaban pero sabía que tenía que encontrar a alguien para satisfacer lo que su cuerpo le pedía. En un momento decidió doblar una esquina y adentrarse por algunas de las calles más solas que desembocaban en la avenida 3. Caminó un par de cuadras con las manos en los bolsillos, la cabeza gacha y la mirada de reojo buscando a su alrededor mientras se cruzaba con algún que otro vendedor de drogas que lo abordaba preguntándole si buscaba algo en especial o con algún travesti ordinario que lo siseaba y le gritaba "papi" para luego soltar una estruendosa carcajada.

No tardó en encontrar lo que buscaba, grupos de chicas vestidas de forma sugestiva aguardaban paradas en las esquinas a ser abordadas por algún cliente, pero Alonzo quería una mejor candidata para satisfacer los deseos de su cuerpo. Alguna mujer solitaria sería la ideal, pues no quería ser visto abordando a una trabajadora nocturna, eso después podría traerle problemas o situaciones incómodas.

Alonzo caminaba a pasos largos pero lentos, analizando con detenimiento todo a su alrededor y a cada una de las personas que se topaba. En un momento vio una mujer vestida de negro, alta y voluptuosa, con cabello ondulado que le caía sobre los hombros, parada a mitad de cuadra. Alonzo sonrió con malicia y satisfacción al saber que había encontrado a la candidata perfecta y cruzó la calle para alcanzarla. La mujer era bastante joven, sin embargo, mostraba experiencia en su trabajo ya que se quedó esperando tranquila a que Alonzo llegara hasta donde ella se encontraba.

– Hola guapo –Fue el saludo de la mujer que sonreía con picardía– ¿Buscás algo? ¿Algo con lo que pueda ayudarte?
– Sicuro que si –Respondío Alonzo forzando su español, devolviendole la sonrisa y mirandola a los ojos– ¿Cuale es el tuyo prezzio?
– ¡Un extranjerito! –Exclamó la mujer divertida– Esta noche no me lo esperaba; cien mil querido, eso es lo que vale una noche con este cuerpesito. Te hago y doy lo que querás, pero eso si, con protección.
– Non me disturba la protezione –Dijo Alonzo–  L' apartamento in cui me hospedo está a pochi cuadra de aquí. ¿Te molesta caminare hasta ahí?
– No guapo, vamos –Dijo ella guiñandole un ojo y enganchandose de su brazo para acompañarle–

Caminaron por calles oscuras mientras Alonzo aprovechaba para hablarle y mirarla de vez en cuando; sabía que la tenía hipnotizada y que ahora le pertenecía; la mujer haría esa noche lo que él le pidiera sin negarse o poner queja alguna. En un momento hubieron llegado a un parque que Alonzo reconoció como el parque de Versalles, que aunque estaba totalmente iluminado lucía solitario a esa hora y las ventanas de los pocos apartamentos vecinos se veían oscuras. Alonzo aprovechó para conducir a la mujer y recostarla contra un árbol, mientras ella incontenible gemía por lo bajo complacida.

– ¿Qué hacés guapo? –Fue lo único que protestó– Me dijiste que me llevabas a tu apartamento.
– Mi scusi –Dijo Alonzo– Ma non puedo soportare, e non me puedo contenere.
– Hacé lo que querás entonces –Respondió ella en un susurro mientras bajaba el cierre del pantalón de aquel hombre que la apretaba entre sus brazos– 

Alonzo, sonriendo con malicia una vez más, sintió como la necesidad era incontrolable, mientras los ojos se le tornaban de un color rojo intenso y los colmillos se alargaban para brillar ante las luces de los faros del parque. Apretó a la mujer contra su cuerpo de tal forma que no pudiera escapar y le clavó sus dientes en el cuello, mientras un ligero hilo de sangre resbalaba por la comisura de sus labios. La mujer trató de resistirse inútilmente, pataleó por un par de minutos, trató de apartar al hombre con sus manos, mientras un grito se ahogaba en su garganta y las fuerzas escapaban de su cuerpo. Era demasiado tarde para oponerse, Alonzo había saciado su hambre.

Marzo de 2015

4 comentarios:

  1. Vaya con Alonzo, lo que se escondía detrás de ese extranjerito. Un final totalmente inesperado. Un abrazo.

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    1. No todo es lo que parece María ;), saludos y un abrazo para vos también

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  2. Uuuuh duuuro! Me gustó, ta chevere!

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