miércoles, 30 de junio de 1993

El Convite de Mirringa




Mirringa Mirronga, la gata candonga
va a dar un convite, jugando escondite,
y quiere que todos los gatos y gatas
no almuercen ratones ni cenen con ratas.

A ver mis anteojos, y pluma y tintero,
y vamos poniendo las cartas primero.
Que vengan las Fuñas y las Funfurriñas
y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas.

Ahora veamos que tal de alacena.
Hay pavo y pescado; ¡la cosa está buena!
Y hay tortas y pollo y carnes sin grasa.
"Que amable señora la dueña de casa"


Venid mis michitos, Mirrín y Mirrón:
id volando al cuarto de mamá Fogón
por ocho escudillas y cuatro bandejas
que no estén rajadas, ni rotas, ni viejas.

Venid mis michitos Mirrón y Mirrín:
traed la canasta y el dindirindín,
y ¡zape! al mercado que faltan lechugas
y nabos y coles y arroz y tortugas.


¡Cuidado paticas si el suelo me embarran!
Que quiten el polvo que frieguen que barran.
Las flores, la mesa, la sopa ¡Tilín!...
Ya llega la gente, Jesús ¡Que trajín!...


Llegaron en coche, ya entrada la noche,
señores y damas, con muchas zalemas,
en grande uniforme, de cola y de guante,
con cuellos muy tiesos y frac elegante.

Al cerrar la puerta Mirriña la tuerta,
en una cabriola se mordió la cola,
más olió el tocino y dijo: ¡miaooo!
¡Este es un banquete de pipiripao!


Con muy buenos modos, sentáronse todos,
tomaron la sopa y alzaron la copa;
el pescado frito estaba exquisito
y el pavo sin hueso era un embeleso.

De todo brinda Mirringa-Mirronga:
- ¿Le sirvo pechuga? - Como usted disponga;
¿y yo a usted pescado, que está delicado?
- Pues tanto le peta, no gaste etiqueta.

- Repita sin miedo. Y el dice: -concedo;
más ¡ay! que una espina se le atasca en la indina
y Ñoña la hermana, que es habilidosa,
metiéndole el fuelle, le dice: resuelle.


Mirriña, la cuca, le golpeó en la nuca
y pasó al instante, la espina del diantre;
sirvieron los postres y luego el café,
y empezó la danza, bailando minué.

Hubo vals, lanceros y polka y mazurka
y Tompo que estaba con máxima turca,
enreda en las uñas el traje de Ñoña;
ambos van al suelo y ella se desmoña.

Maullaron de risa, todos los danzantes
y siguió el jaleo, más alegre que antes,
y gritó Mirringa: ¡Ya cerré la puerta!
¡Mientras no amanezca, ninguno deserta!


¡Pero qué desgracia! Entró doña Engracia
y armó un gatuperio un poquito serio
dándoles chorizo de tío Pegadizo
para que no hagan cenas con tortas ajenas.

Rafael Pombo.

4 comentarios:

  1. Hola. Tienes el libro original que trae esa versión, y con esas imágenes?

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    1. Si y no, es un libro muy antiguo, de los años 70 por ahí. Tengo algunas partes, pero no todo. Sé que el libro le perteneció a mi papá cuando era niño, pero mis tíos no lo conservaron bien. Ni siquiera sé cómo se llamaba, lo lamento.

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    2. Lo encontré... mira este enlace: https://fernandovasquezrodriguez.com/2021/02/07/alvaro-marin-y-las-antologias-de-lectura/

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    3. Muchas gracias, quiero ese libro. Habría que escribirle al autor del post y pedirle que lo comparta en PDF.

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