jueves, 22 de marzo de 2018

Adiós querido hermano

Siéntate a mi lado querido hermano,
hoy quiero contarte una historia,
voy a contarte la historia de mi vida.
Ven siéntate junto a mí,
pero date prisa porque no tengo tiempo
y dame un vaso con agua
que mi garganta y mis labios están resecos.

Acompáñame esta tarde y no te aflijas,
lo que escucharás es parte del pasado,
pero quiero desprenderme de esto,
para no llevarlo conmigo a donde voy.

Detén tu llanto ahora mismo,
las lágrimas que debían derramarse por mí,
ya las derramé yo mismo a lo largo de mis años.

Solo dame tu mano un rato,
necesito un guía de último momento.
Dile a padre que me perdone por favor
y a madre que nunca deje de orar por mi,
mi alma perdida necesitará una luz,
porque el camino que me espera es desconocido.

Protege a los nuestros y no los dejes,
cuídalos como no lo hice yo,
y si te preguntan que escuchaste esta tarde
diles que es un secreto entre los dos.

¿Sabes cuales fueron sus palabras?
Su linda frase de despedida,
me recordó mi humanidad perdida,
y no es que yo no sea consciente,
pero duele tanto que te lo digan,
duele saber que no eres nada en la vida.

Entrégame esa copa y no preguntes,
que su contenido ya no puede dañarme.
Igual es algo que necesito,
su sabor intenso para tener algo de paz,
esta es la bebida de demonios y dioses
de genios e idiotas por igual.

Ahora lo siento hermano,
siento como todo termina por fin,
solo prométeme algo por favor
que no me vas a dejar solo,
al menos no hasta que me haya ido.

Y si entre tus dedos se va mi vida
no es por dañarte que te lo pido,
es porque no tengo en quien confiarlo
y si me exhalación final te parece fría,
busca en los brazos de nuestra madre el hogar.
Que a pesar de todo, ella también me va a extrañar. 

Que nuestras hermanas me vistan de fiesta,
que me preparen para el viaje final,
que nunca será tan cruel,
como el camino por el que he venido hasta acá.



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