A aquellos que alguna vez me enseñaron algo, que contribuyeron a mi formación, a aquellos que en muchas ocasiones se pararon frente a mí, entre mis ojos y un tablero, a aquellos que con paciencia se dedicaron a guiarme por el camino del aprendizaje en un aula de clases o un laboratorio, a mis padres, porque ellos también fueron mis maestros, a aquellos que me enseñaron mediante el ejemplo, a aquellos que formaron mis valores, a las personas que a lo largo de mi vida me dieron lecciones valiosas, de humildad, de respeto, de lealtad, de honor, a aquellos a los que he hecho sentir orgullosos con mi comportamiento o que he deshonrado sus enseñanzas con mis errores. A todos ellos, gracias, muchas gracias. Porque nunca olvidaré que mi humilde posición está apoyada sobre los hombros de gigantes.
15 de mayo de 2018.
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