miércoles, 4 de abril de 2018

Lluvia

La primera gota cayó en mi mejilla, dos pasos después habían caído en mi cabello y en mi mano izquierda, cinco pasos más adelante era un aguacero torrencial. La gente empezó a correr tratando de cubrirse con lo que llevaba en las manos; maletines, cuadernos y bolsas, cualquier cosa valía. Poco a poco empecé a notar como vehículos de todo tipo iban y venían cada vez más despacio y los que aceleraban, pasaban salpicándome de lodo y agua con diferentes grados de suciedad. El bochorno caluroso y el olor a tierra húmeda que se levantaron inicialmente, fueron dando paso al frío que me producía mi ropa cada vez más mojada. Yo, por mi parte, seguía caminando al mismo paso, sin acelerar, sin apresurarme pero sin detenerme, igual no tenía sentido. Las gotas de lluvia que caían sobre mí, debían cumplir el papel de aquellas lágrimas que no me atreví a derramar. Estaba completamente solo y el cielo, lloraba en mi nombre.


2 comentarios: