martes, 25 de agosto de 2015

Mi Hogar

El primer paso después de meses siempre emociona, regresar a casa es bueno y es imposible evitar la sonrisa de satisfacción que produce estar en el hogar, ver rostros conocidos que te saludan con emoción, que preguntan ¿dónde estuviste? y que te abrazan como si no quisieran soltarte. Son cosas que poco se valoran a veces, sin embargo recargan de buena energía el alma. Camino rápido, ante la emoción de encontrar de nuevo mí espacio, ese espacio que dejé hace meses, busco mí lugar y me doy cuenta que algunas cosas han cambiado, pero me regocijo al verificar que mí desorden sigue igual.

Siento el aire de los árboles alrededor entrar en mis pulmones, oigo el canto de las aves y veo flores multicolor por todas partes, esa naturaleza que sé mía desde hace más de una década atrás. Sé que en unos meses el Himno Nacional sonará en mi nombre, en un caluroso auditorio lleno de gente, aún siento el escalofrío en la espalda con el recuerdo de la primera vez que lo oí. Sin embargo hay algo de nostalgia en el aire, ese algo que ya había sentido antes, porque soy consciente de que tarde o temprano todos debemos dejar nuestro hogar. Es hora de decir hasta luego a mi casa, la que me albergó en algunos de los momentos más alegres y en algunos de los más difíciles también, dónde conocí a algunos de los que considero mis propios hermanos y que nunca voy a olvidar, hasta luego a mi segundo hogar, el hogar que elegí por años por voluntad propia, hasta luego Universidad Nacional.

Agosto de 2015.




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