Lunes 16 de Agosto de 2010, 10 de la noche
El día lunes festivo pasó de largo como suelen pasar todos los lunes festivos: oscuros y solitarios. Aunque me desperté muy temprano en la mañana, después de que escribí mi conversación con el Diablo estuve todo el día tirado en la cama, ni siquiera me levanté a probar bocado, pensando y repensando una y otra vez las palabras del demonio que puedo recordar de memoria. Y no solo puedo recordar sus palabras, también recuerdo sus gestos, lo que transmite con su mirada, el tono burlón de su voz y sobre todo aquella última respuesta.
Aún me sorprende ya que siempre he gozado de una memoria excelente pero ¿Cómo puedo tener en mente y a la perfección una conversación tan larga? Aunque es cierto, nuestra conversación no ha durado ni un minuto…
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