viernes, 25 de diciembre de 2015

El camino

Ya era hora para alejarse de sus padres y hermanos, las fiestas estaban pasando y era el momento de su celebración privada. Él, con el corazón acelerado cerró la puerta de la habitación con llave para que nadie los interrumpiera y se recostó en la misma para mirarla mientras ella lo esperaba sentada en la cama con su sonrisa seductora. Rápidamente se sacó la camisa y la tiró a un lado de la habitación mientras se acercaba a la cama caminando lento. Al fondo aún se oían los ecos de las canciones típicas de las fiestas y las voces de los parientes que celebraban, interrumpiendo de vez en cuando, frustrando su deseo al tener que responder al otro lado de la puerta entre sonrojos y risas contenidas.

El vestido color burdeo de ella hacía un contraste perfecto con el color claro de su piel, bajo la escasa luz de la habitación que entraba por la ventana proveniente de la luna llena de ese 24 de diciembre. En un par de movimientos sutiles, el vestido cayó al suelo dejándola al desnudo por completo, mientras él la rodeaba con sus brazos empujándola a la cama, para empezar con su brindis privado. Un beso en la vertebra bajo la nuca de ella, empezó con un recorrido sin regreso mientras ella movía su cabeza hacía atrás por la corriente eléctrica generada en su cuerpo.

Siguiendo su ruta, los labios de él avanzaron por los omóplatos ajenos para luego tomar el camino de la clavícula y ascendieron por el cuello y el rostro hasta encontrarse con los labios de la chica que atraparon los suyos en una lucha desenfrenada. Sin embargo el recorrido no había terminado y los labios de él tenían que dar otros pasos para recorrer nuevos caminos que los llevaran hasta su destino final.

El camino de besos continuó por la comisura opuesta de la boca por la que habían llegado y bajaron nuevamente por el cuello para adentrarse en el valle entre los pechos de la chica y ascender de vez en cuando hasta las cimas para jugar un poco. Luego los labios viajeros continuaron bajando por el costado derecho, recorriendo las costillas mientras ella giraba acostada en la cama a merced del impulso de las manos de él, para poder besar la espalda baja justo hasta dónde empezaban los glúteos, dónde los besos tiernos y apasionados se transformaron temporalmente en mordiscos y succiones hambrientos, que recorrieron toda la curvatura de las caderas.

Después los besos y mordidas, peleándose entre si, continuaron su recorrido por el costado opuesto, bajaron por la pierna mientras la chica continuaba girando y descendieron por la cara externa del muslo hasta las rodillas, desde dónde volvieron a ascender por la otra pierna pero esta vez por el interior, hasta el punto dónde debían llegar, mientras la chica manipulada por las caricias de su amado, se mordía los labios en su ansiedad de placer.


6 comentarios:

  1. ¿Ya está? Vaya final sin final. Me dejas esperando más, igual que la prota, supongo. Jejeje.
    Precioso, un relato escrito con sutileza. Muy bonito.
    Un besillo.

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    1. Sip, ya está, ;) el final queda para la imaginación. Un besote María, me alegra mucho tenerte de vuelta por estos lares.

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  2. Todos los caminos llevan a Roma...en este caso, fue un camino muy sensual aunque nunca dijiste que ibas a hacer en Roma.
    :P
    Me gusta el relato n.n es sexy..sin ser vulgar.

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    1. Esa era la idea dama preciosa, que fuera un relato muy sugerente sin resultar vulgar, me alegra que te haya gustado.

      Un besote.

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  3. Un camino recorrido por un cuerpo sutil. deja que la imaginación actue. Buen relato

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    1. Me alegra que te haya gustado María del Carmen, bienvenida a este sitio, espero tenerte más a menudo por aquí. Saludos.

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