Franco se acercó a su amigo, al verlo deprimido y moviendo la cabeza empezó a hablarle:
- Necesitás salir con otra chica -Le dijo- No podés seguir así.
- ¿Con otra chica? ¿Para qué?
Franco, que tendía a la impaciencia, le palmeó el hombro a su compañero y se lo apretó mientras le respondía con una sonrisa maliciosa.
- ¿Para que va a ser? No podés, quedarte así toda la vida; ya sabés lo que dicen, "Un clavo saca a otro clavo"
El otro, que por un momento se ausentó en el vacío de sus pensamientos, se limitó a hacer una mueca amargamente y a responder:
- Hablando de clavos, ven, dame una mano con algo en lugar de estar hablando insensateces.
- ¿Insensatez? vamos hombre, sabés que es cierto, lo que necesitás es una buena moza que te haga pensar en otra cosa, y yo te tengo unas que están de padre y señor, -Decía Franco juntando las yemas de los dedos y moviendo la mano frente a la cara- vamos esta noche un par de tragos...
- Si, si, si, lo que digas, pero ahora vení a ayudarme con esto.
El amigo de Franco se dirigió al garaje casi que ignorando su invitación, por lo que a Franco no le quedó más opción que seguirle. Al llegar ahí, lo que encontraron fue un viejo mueble de madera lleno de polvo y telarañas entre un montón de trastos viejos.
- ¿Qué hacemos acá? -Preguntó Franco con cara de asco-
- Necesito que me echés una mano con algo, ya te dije.
- No me jodas, te invito a conocer nenas y a tomarnos unos tragos ¿y vos me vas a poner a limpiarte el chiquero que tenés acá?
- Hombre no, o bueno si, un poco, -Respondió el otro divertido- Pasa que necesito arreglar este mueble para usarlo en la habitación de arriba.
- Ajá y....? -Inquirió Franco levantando una ceja-
- Es muy sencillo, lo único que tenés que hacer, es ayudarme a moverlo de aquí y con el martillo sacar este clavo que está acá, ¿lo ves?, mientras tanto yo voy organizando el resto del cuchitril, eso es todo.
- Me estás jodiendo ¿cierto?, ese clavo está hasta el fondo.
- Hombre si, pero mirá, por este otro lado de la tabla, alcanza a asomar la punta, lo único que tenés que hacer, es, con mucho cuidado, clavar otro clavo en dirección opuesta y así lo sacás, eso no te va a tomar mucho tiempo.
- A ver...
Pusiéronse los dos hombres a laborar sobre el mueble y mientras Franco pasaba trabajos para sacar el dichoso clavo, su amigo lo miraba de soslayo y sonreía de vez en cuando.
- ¡Mierda!, -Exclamó Franco de repente- Se atoró el otro puto clavo.
- A ver, -Respondió su amigo examinado el trabajo- vamos que no es tan grave, ya está fácil de sacar.
- ¿Fácil? ¿Qué no ves que se atoró el otro y se está torciendo?
- Hombre que si, ponele otro clavo, ahí justo al lado de ese y los sacás los dos facilito.
- Pero si serás pelotudo, ¿cómo le voy a clavar otro clavo?
- Hombre dale que estoy ocupado acá en esto otro, pasa que necesito quitar ese clavo de ahí, esa tabla es muy importante porque es la tabla central del mueble y necesito hacerle otras reparaciones.
- Pero, si es la tabla central, voy a terminar arruinándotelo.
- Que no, que no seas necio. Al final igual lo voy a cubrir con algo de masilla, lo pinto, un poco de barniz y va a quedar como nuevo.
- Pero si le ibas a poner masilla, me hubieras dicho desde el principio y no me hubiera puesto a joder con el puto clavo.
- Hombre, deja de quejarte que ya está de un hilo, colaborame con eso.
A regañadientes, Franco siguió intentando sacar el clavo, poniendo un tercero e incluso un cuarto, mientras sudaba, bufaba y su amigo lo miraba divertido. De repente, lanzó un insulto al aire y empezó a quejarse de nuevo, debido a que uno de los clavos se había torcido sobre otro, y otro de ellos se había partido, imposibilitando todo el trabajo.
- ¿Ves? te lo dije, está todo jodido.
- Es cierto -Dijo el amigo de Franco sonriendo- Esa tabla era el corazón del mueble y ahora está toda arruinada. ¿Ves como un clavo no saca a otro clavo?, porque al final, lo único que obtenés es una tabla echada a perder, llena de agujeros y un montón de clavos atorados, partidos y doblados en todas partes.
Muy buen relato, sirve de metáfora para el corazón jajjaja. Un abrazo
ResponderBorrarSi, esa era la idea María. muchas gracias por pasar a visitarme. Abrazo de vuelta.
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ResponderBorrarO.o ¡Santa madre! señorita Susurros...
BorrarBesote grandote para usted!
Malpensado.
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Jajajaja, ¿y por qué? mal pensada usted que no sé que se estará imaginando... ^_^
Borrar¡Qué bueno! Me ha encantado. está claro que un clavo no saca otro clavo, por mucho que diga el refrán.
ResponderBorrarUn besillo.
Y lo peor es que se atoran María, jaja, gracias por pasar y comentar, beso de vuelta.
BorrarHermosa narración y un título excelente. Con una sentida moraleja, aunque los clavos, en ocasiones, se oxidan. Saludos
ResponderBorrarTiene razón usted David, con aquello de que los clavos se oxidan, de hecho, a veces es mejor dejar que se oxiden y se caigan solos, aunque ello puede tomar mucho más tiempo. Muchas gracias por pasar y comentar. Saludos.
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