jueves, 29 de septiembre de 2016

Susurros

Aquel momento en el que me abandonaste,
un desierto horrible se abalanzó sobre mí,
como una ardiente llama consumiendo mi carne hasta los huesos,
dejando al descubierto mi alma febril y enferma;
que se desbordó en un río que nació de mis ojos
y fluyó embravecido como una cascada imparable.

Fue ese momento en el que tuve que aprender a vivir con tus ausencias
el momento en el que tuve que aprender a soportar tus silencios
y a consolar mi llanto, hijo huérfano de tu distancia.

Fue el mismo momento, en el que entendí que eras un hermoso pájaro,
queriendo abrir sus alas para buscar su libertad;
mientras que mi ser, mi intromisión en tu vida y mi sola existencia,
solo eran una jaula, una diminuta cárcel oxidada y herrumbrosa
para la grandeza de tu ser.

Vuela libre pequeña ave y bate tus alas al sol
vuela con aquellos que son como vos.
Únete a tu bandada y surca los cielos,
que la jaula ya fue destruida y ahora solo me queda reciclar el metal,
para construir algo nuevo, un objeto diferente
que puedas ver desde las nubes al pasar. 

Septiembre de 2016.




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